La cirugía de las orejas, conocida como otoplastia, es una intervención que ha ayudado a muchas personas a mejorar la apariencia de sus orejas, lo que puede tener un impacto positivo en su autoestima. Esta cirugía estética facial puede corregir defectos como asimetrías, la microtia (orejas que no se han desarrollado bien) u otros problemas congénitos o adquiridos por un traumatismo, por ejemplo. Pero, habitualmente, mejora la estética de orejas prominentes o demasiado separadas de la cabeza. Si estás considerando una otoplastia, es importante conocer en detalle qué implica, qué problemas puede corregir y cómo se realiza. Aquí tienes una guía completa.
La otoplastia puede corregir varias imperfecciones estéticas de las orejas para conseguir una mayor armonía entre las orejas y el resto de las facciones faciales, lo que permite obtener un resultado más estético y simétrico.
Las orejas de soplillo, también conocidas como orejas en asa, son aquellas que sobresalen notablemente de la cabeza. Esta situación puede darse en una o ambas orejas y, cuando es muy evidente, suele provocar complejos o problemas de autoestima, especialmente cuando la persona ha sido objeto de burla desde la infancia por ello.
Las orejas de soplillo u orejas en asa es uno de los problemas más comunes que se corrigen con la otoplastia. Durante la cirugía, el cirujano reposiciona las orejas más cerca de la cabeza, creando una apariencia más natural y discreta.
Algunas personas pueden sentir que sus orejas son demasiado grandes en proporción con el resto de su rostro. La otoplastia permite reducir el tamaño de las orejas para que se vean más equilibradas y armoniosas en relación con e resto de las facciones faciales.
La otoplastia también es efectiva para corregir asimetrías, donde una oreja puede ser más grande o tener una forma diferente a la otra. Esta asimetría puede ser de nacimiento o puede ser adquirida como consecuencia de algún traumatismo, lo más habitual, o de alguna enfermedad. Es habitual que exista asimetría entre ambos pabellones auditivos, sin embargo, cuando esa diferencia es muy evidente puede provocar problemas de autoestima. Para corregirlo, el cirujano puede remodelar tanto la forma, como las dimensiones y la posición de las orejas para lograr una apariencia más simétrica y estéticamente más bonita.
La operación de las orejas se realiza bajo anestesia local o general, dependiendo del caso y la edad del paciente. Habitualmente, en adultos se realiza con anestesia local con sedación. En niños es más habitual utilizar la anestesia general para que esté más tranquilo y relajado durante la intervención. El procedimiento dura entre una y dos horas, durante las cuales el cirujano hace una pequeña incisión detrás de la oreja para acceder al cartílago. A partir de aquí, el cartílago se moldea y se reposiciona para lograr el efecto deseado.
La otoplastia suele ser una cirugía ambulatoria, lo que significa que el paciente vuelve a casa el mismo día de la intervención.
La ubicación de la incisión y, por tanto, la posterior cicatriz de una otoplastia depende de lo que debamos corregir en cada paciente. Sin embargo, lo más habitual es que la la cicatriz quede discretamente escondida en la zona anterior de la oreja, es decir, en la parte de atrás, en el pliegue natural entre la oreja y la cabeza. Esto permite que la propia oreja tape la pequeña incisión que se realiza para corregir las orejas. Con el tiempo, la cicatriz se vuelve prácticamente imperceptible.
Lo más habitual es que la persona que se somete a una operación de orejas sea mayor de edad. Sin embargo, debemos tener en cuenta que la otoplastia es la cirugía estética más solicitada en menores. Esto es debido a que muchos niños y niñas pueden sufrir acoso escolar o burlas como consecuencia de la forma o tamaño de sus orejas y por ello tener problemas de autoestima e inseguridades graves. Cuando esto sucede y no ha sido posible solucionar la situación de otra manera, se puede realizar una otoplastia en niños, no antes de los 7 u 8 años.
Después de la cirugía, es normal experimentar algo de hinchazón y molestias, que se pueden manejar con analgésicos recetados por el equipo médico. Se recomienda usar una banda elástica alrededor de la cabeza durante las primeras semanas para proteger las orejas, ayudar a mantener la posición adecuada y contribuir a que las incisiones cicatricen correctamente. La mayoría de las personas pueden volver a sus actividades normales en pocos días, pero es importante evitar actividades que puedan doblar o traumatizar las orejas durante el primer mes.