La cirugía de feminización facial abarca una variedad de técnicas que modifican las características faciales. En personas transgénero, adaptan los rasgos típicamente masculinos para que tengan una apariencia más socialmente entendida como femenina.
Aunque no es tan habitual, también hay mujeres cis que desean pasar por la cirugía de feminización facial. Esto sucede cuando la estructura ósea del rostro la mujer cis tiene características propias de una cara masculina como mandíbula y/o frente muy cuadrada, nariz prominente, distancia entre el labio y la nariz amplia, labios finos sin forma, etc.
Las diferentes técnicas de feminización facial pueden incluir tanto procedimientos quirúrgicos como tratamientos no invasivos, como rellenos dérmicos, aumento y perfilamiento de labios, peelings médicos, hilos tensores, etc. La elección de los procedimientos depende de las necesidades y deseos individuales de cada paciente, así como de sus características faciales específicas.
El objetivo principal de la feminización facial es suavizar y redondear las características faciales, reduciendo rasgos como la mandíbula prominente o la frente prominente que son típicamente asociados con una apariencia más masculina. El resultado final es una apariencia más suave, fina y equilibrada que se alinea con las características faciales femeninas.
Los candidatos ideales para la feminización facial son personas transgénero que desean que sus características faciales reflejen mejor su identidad de género. Además, algunas mujeres cisgénero también pueden optar por estos procedimientos para suavizar ciertos rasgos faciales que consideran demasiado masculinos.
Es esencial que los candidatos tengan expectativas realistas y comprendan que, aunque los procedimientos pueden producir cambios significativos, los resultados pueden variar según las características faciales de cada individuo. La consulta con un especialista experimentado como el Dr. Artur Díaz Carandell es crucial para determinar qué procedimientos son más adecuados y para planificar un enfoque personalizado.
Existe una amplia variedad de técnicas quirúrgicas y no quirúrgicas en la feminización facial. Entre las técnicas quirúrgicas más comunes se incluyen:
La frente prominente y cuadrada es uno de los rasgos más característicos de una apariencia masculina. La reducción de la frente implica remodelar el hueso frontal para hacerlo más plano y femenino. Este procedimiento puede incluir la reducción del hueso de la frente y el reposicionamiento del cuero cabelludo para crear una línea de cabello más femenina.
La mandíbula y el mentón pueden ser remodelados para reducir su anchura y prominencia. Esto puede implicar la reducción del hueso mandibular y la suavización del contorno del mentón para crear una forma más ovalada y menos cuadrada.
La rinoplastia, o cirugía de la nariz, es común en la feminización facial para refinar la forma y el tamaño de la nariz, haciéndola más pequeña y delicada. Este procedimiento puede incluir la reducción de la anchura de la nariz, la modificación del puente nasal y la refinación de la punta de la nariz.
Las cejas en una posición más alta y arqueada son características de una apariencia femenina. La elevación de cejas puede lograrse mediante cirugía para levantar las cejas y crear una expresión más abierta y juvenil.
Para otorgar al rostro unos volúmenes naturales propios de un rostro considerado estéticamente como femenino. Para llevar a cabo el lipofilling, es necesario realizar una pequeña liposucción, para extraer grasa corporal que será filtrada y tratada para, luego, inyectarla en la zona del rostro que se desee otorgar mayor volumen.
Cuando la intervención incluye afectar el hueso, el proceso de recuperación es lento.. “Cuando actuamos sobre el hueso, se genera inflamación sobre unas capas que recubren al mismo, llamadas periosteo. El periosteo es como un aerofix que recubre al hueso y diferencia los tejidos musculares del hueso. Cuando realizamos una cirugía ósea, esta capa se inflama y su proceso de recuperación es lento, es por eso que los resultados no se ven hasta los 10 meses. El paciente debe tener mucha paciencia”, explica el Dr. Artur Díaz Carandell.
Para evitar un sangrado excesivo, el Dr Díaz Carandell utiliza desde hace unos años dos técnicas que ayuda a reducirlo notablemente. Por un lado, el bisturí por ultrasonido. Por el otro, las simulaciones quirúrgicas mediante programas informáticos altamente avanzados. “Mediante un TAC a la paciente, el programa nos indica por dónde debemos actuar. Estas planificaciones quirúrgicas digitales también reducen el tiempo de cirugía, la inflamación y el sangrado”, explica el Dr. Díaz Carandell.
La feminización facial es un proceso complejo y personalizado que puede transformar significativamente la apariencia de una persona, alineando sus rasgos faciales con su identidad de género.
Bajo la experta guía del Dr. Artur Díaz Carandell, los pacientes pueden recibir un tratamiento integral que abarca tanto técnicas quirúrgicas como no quirúrgicas, asegurando resultados armoniosos y satisfactorios.
Si deseas más información sobre en qué consiste la feminización facial o una valoración personalizada, no dudes en contactar con nuestro equipo.